PERSONALIDAD TIPO A

¿Tienes una personalidad ‘Tipo A’? Entonces eres una persona imparable

O eso podría parecer, sin embargo, éste tipo de personalidad se encuentra clasificada como áltamente problemática. Con rasgos de personalidad que son funcionales en ciertas areas, pero disfuncionales en las areas más personales e importantes de la vida.

Éste texto es un estracto de la web ENTREPRENEUR.

La intención aquí es, tomárlo como referencia para delimitar dichos rasgos en éste tipo de personalidad en particular.

Las personalidades se dividen en dos grupos y uno de ellos se destaca por su voluntad, energía y concentración sobrehumanas.

Texto original de Jonathan Long VIP Contributor en cursivas

Las personalidades pueden ser clasificadas en dos tipos (A y B). Las personas del primer grupo son individuos extremadamente motivados con grandes metas en la vida y un fuego interno que los impulsa a conseguir todo lo que se propongan. Las personas Tipo B son más relajadas y tienden a operar mejor con niveles menores de estrés. 

Aquí encontramos el primer punto importante, si bien las personas con personalidad tipo A efectivamente se encuentran bien motivadas y enfocadas a sus objetivos (comunmente grandes metas de aspiraciones sociales o económicas), el estrés funciona en ellos como precursor o catalizador, el mencionado fuego interno no es más que elementos autopunitivos y de gran autoexigencia.

1. Para los Tipo A, la carrera es una prioridad

Enfocarte fuertemente en tu carrera no necesariamente es lo mejor porque puede afectar tu vida personal (salir de manera romántica es una pesadilla). Sin embargo, las personas Tipo A están dispuestas a sacrificar este aspecto de sus vidas para impulsar sus negocios y sus intereses.   

En efecto, son personalidades que dificilmente encotrarán espacio para «algo más» que no sea el deber. El problema es que como el mismo artículo lo menciona, la vida personal (entre otras areas, como la salud o el ocio) se convierten en obstáculos que de agregarse, generan angustia, por estar incumpliendo las obligaciones.


En todo caso en la mayoría de ocasiones, el conflicto es la imposibilidad de equilibrar entre las distintas areas de la vida, dando como resultado personas exitosas en los negocios o lo académico por ejemplo, pero fracasadas en sus relaciones interpersonales o sin tiempo «para ellas».

2. Para los Tipo A es difícil “despegar” el cerebro del trabajo

Nadie puede negar que tomar un descanso del trabajo es saludable, pero la mayoría de las personas Tipo A tienen dificultad para desconectar su cerebro por completo de sus obligaciones y proyectos. La verdad es que se relajan más estando en el trabajo. 

Lo anterior es un gran conflicto, la capacidad para regular las lineas y esquemas cognitivas (los pensamientos) y asociarlos y desasociarlos a voluntad es vital para la estabilidad personal. De igual forma las emociones se convierten en un gran coctel cuando una actividad converge tan intrusivamente en las demás areas de nuestra vida.

El que cumplir con «el trabajo» sea relajante, sólo es consecuencia de que «no hacer lo debido» se identifica como un estresor. Lo cual tiene matices y no siempre es así. Un finde semana en la playa por ejemplo es una gran excepción, y debería, por definición ser más relajante que «estar trabajando o en el trabajo».

3. Para los Tipo A, no hay nada mejor que una buena lista de pendientes

Tener listas de pendientes te permite poner en orden las tareas que debes realizar, tener orden mental y ser más productivo. De hecho, es una gran herramienta para ahorrar tiempo. Las personas Tipo A crean estos listados para todo. Es más, mientras escribo esto puedo ver mi propia lista de pendientes frente al escritorio. Las hacemos para atender los pendientes personales y las tareas del trabajo. Le copié este hábito a mi padre, quien hacia listas para TODO

TODO en exceso es malo, y si bien algunas estrategias conductistas buscan jerarquziar y organizar los «pendientes», tenerlos constantemente presentes es obsesivo, abrumador y quisquilloso. Organizativamente esta bien, sin embargo a nivel psicológico, los pendientes aumentan la exigencia, y la expectativa de realizarlos (a cabalidad) se convierte en una fallo racional de interpretación sobre la realidad.

En concreto, dado que la vida, sus variables e imprevistos, no funcionan bajo el esquema personal de «tu lista», la realidad no se adaptará a ella, haciendo cuando menos inútil gran parte de tu lista, y en la mayoría de los casos convirtiendola en un caldo de cultivo para futuras (y constantes) frustraciones.

4. Para los Tipo A, no hay retardo que valga

Las personas de este grupo entienden que el tiempo es el activo más valioso con el que cuentan los emprendedores. Siempre llegan a tiempo y esperan que los demás hagan lo mismo. Un profesor de la universidad una vez me dijo algo que nunca olvidaré: “Si llegas antes, llegas a tiempo. Si llegas tarde, mejor ni te molestes en llegar porque ya estás demostrando que eres un idiota irrespetuoso”. 

Básicamente se convierten a si mismas en una máquina, controladora, intolerante con las «no máquinas» que funcionan a otro ritmo. De nuevo, asimilar las varibles de la vida es una tarea dificil para éste tipo de personalidades, convierte a su realidad en un menú en el que creen que pueden elegir lo que quieren y como lo quieren y si no, se molestan, al principio con los demás y al final, siempre, consigo mismos.

5. Para los Tipo A es imposible perder el tiempo 

El concepto de “procrastinación” no cabe en la mente de los Tipo A. No entienden por qué podrían postergar algo que pueden cumplir ya. Dejar que las cosas se acumulen solo genera problemas a largo plazo, si algo puede ser atendido ya, tenla seguridad que los Tipo A ya lo están revisando. 

Cualidad muy apreciada en el mundo laboral, pero poco funcional en la vida adulta, la capacidad de postergación ha de ser aprendida por dos razones principales, estructura y respeto.

De éste modo, la personalidad tipo A, genera rasgos de imposición, ya que buscan que los demás trabajen a su tiempo. Y caracteristicas estructurales rígidas, donde la jerarquía la define la obligación y no la libertad, donde la diversión y el ocio no caben, y si es que existe un espacio para ello, es llenado por más responsabilidad para «aprovechar el tiempo».

6. Para los Tipo A nada es imposible

Si hay algo que físicamente se pueda cumplir, los Tipo A estarán confiados al 100% de que se logre. Tienen completa fe en su habilidad de lograr todo lo que se propongan. 

Encontramos de todos, quizá el primer punto que ésta bien, y que puede considerarse una cualidad en este tipo de personalidad, sin embargo, como se menciono la variante de la frustración convierte esta determinación y autoconfianza en una escalera constante de retos y competencias. En las que la fe, se convierte en ilusión, y ésta en obsesión.

La personalidad tipo A tiene como rasgo caracteristico la intolerancia a la frustración. Agente estresor por excelencia y que ademas provoca o bien sumas cuantiosas de autocastigos y pruebas para si mismos o acumulación de tensión que culmina con la renuncia y desesperanza.

7. Para los Tipo A, la perfección lo es todo

Nada irrita más a los individuos de este grupo que los errores. No es que pretendan ser perfeccionistas, pero tienden a serlo en la práctica porque algo menos que su absoluto mejor esfuerzo es inaceptable. Su persistencia les permite conseguir metas que muchos otros ya dieron por perdidas. 

La personalidad tipo A, se caracteriza por la intolerancia y la crítica hacia lo que no es suficientemente bueno, si bien la perseverancia y persistencia son cualidades resaltables, alimentarlas por los motivos inadecuados es erroneo. Justo aquello que no toleran lo cometen.

Pueden concluir midiendo a otros por sus fallos y errores, y despreciandose a si mismos por sus propias equivocaciones. Exigiendose demasiado y siendo obsesivos con un desempeño que al rayar lo perfecto recae en lo imposible.

Perseguir y conseguir metas que otros consideran perdidas, es en un plano medio (poco caracteristico en la personalidad A), una virtud de tenacidad. En la linea rígida y controladora, es una caracteristica de necedad y cerrazón.

8. Para los Tipo A, la planeación lo es todo

Para lograr una meta debes tener un plan definido de principio a fin. Mientras otras personas tratarán de hacer las cosas como vayan saliendo, los Tipo A tienen una estrategia sólida que siguen religiosamente. 

Segundo punto positivo, hacer las cosas en orden está bien. Sin embargo un punto medio entre la improvisación ante los imprevistos y el control de las variables siempre es lo más recomendable y realista para plantear.

Dos puntos complicados en la mayoría de personas con este tipo de personalidad, se definen en la última frase. Una estrategia sólida será demasiado meticulosa, demasiado individual y poco centrada en la realidad. Tanto que al final se convierte en cuestión de fe, de devoción y sacrificio el sistema de esfuerzos y desempeño que se plantea como plan o proyecto, que ha de «seguirse religiosamente» si no se quiere fallar o fracasar.

9. Para los Tipo A, no hay problema que no se pueda solucionar

Una de las razones por las que los Tipo A son tan buenos para resolver problemas es que confían en su habilidad para hacerlo, tanto así que son capaces de generar al menos un esqueleto de plan para cualquier cuestión en el mundo. Esta confianza les permite generar soluciones racionales mientras otros se frustran y abandonan. 

La personalidad tipo A, no se conformaría con un esqueleto del plan resolutivo. Ya que eso demostraría capacidades pero a la vez limitaciones. En realidad la personalidad tipo A posee ese rasgo de personalidad que provoca la frustración y el abandono. Se le conoce como competencia. Y es un afán constante de mostrarse a si mismos (y en ocasiones a los demás) como personas capaces y competentes ante las dificultades, misma competencia que al verse límitada, frustra y genera culpa internamente.

10. Para los Tipo A, la pasión es fundamental 

Cuando algo te apasiona, te es más fácil dedicar toda tu energía, alegría y tiempo. Las personas Tipo A no hacen las cosas “al ahí se va”. Su pasión les permite trabajar sin sentir que su esfuerzo es trabajo. 

Lo cual en concreto, pone en riesgo su salud. La mayoría de personas que padecen lo que se conoce como «burnout» sobre todo en el ambito laboral, coinciden en presentar el tipo de personalidad tipo A, o la mayoría de sus rasgos comunes.

Ser apasionado de algo y que el esfuerzo sea bien visto es adecuado y valorado laboralmente, sin embargo, se deben tener tiempos de descanso, por que si bien para la mente el esfuerzo puede ser incluso apasionante y motivante, para el cuerpo dicho desgaste puede ser incluso peligroso.

Existe una correlación comprobada entre los infartos (no asociados a una enfermedad cardiovascular) y la personalidad tipo A.

11. Para los Tipo A, la eficiencia es una forma de vida

Debido a las razones anteriormente listadas – siempre puntuales, perfeccionistas natos, valoradores del tiempo, planeadores – los Tipo A son extremadamente productivos. Siempre logran mayores objetivos en el menor periodo de tiempo. 

Nuevamente un elemento apreciado a nivel laboral y corporativo, incluso efectivamente un elemento comunmente encontrado en los llamados emprendedores. Pero que justamente por ser retroalimentado constantemente, se convierte en la «unica» forma de vida, y poco a poco deja de ser una elección para convertirse en una obligación más. Con su respectiva carga de exigencia y autocastigo. Con un sistema de recompensas mal establecido y que afecta constantemente otras areas de la vida de la persona (fuera de lo laboral y/o académico).

12. Para los Tipo A, la concentración es su arma

Cuando se trata de lograr cosas, las personas Tipo A se enfocan al 100%, sin importar otras cosas que estén pasando en su vida. La capacidad de bloquear distracciones y tener una concentración de rayo láser les permite no bajar el ritmo y conseguir lo inconseguible. 

Se le conoce como un fenomeno de abstracción selectiva. Y es mencionado como un error cognitivo. La atención específica en un tema genera falta de criterio y objetividad, además de presentarse cómo un rasgo más de la obsesión.

La concentración es adecuada cuando se tiene un equilibrio positivo entre los estimulos cognitivos y emocionales de nuestro entorno y de nuestro interior, de la actividad presente y las demás actividades (que efectivamente pasan a segundo termino momentaneamente) y que nos permiten sobre todo mantener una motivación repartida y no demasiado especifica.


La personalidad tipo A, genera personas insatisfechas, principalmente por tres motivos.

Nunca es suficiente, ni el esfuerzo propio ni el de los demás alcanza el grado de perfeccionismo que se busca y que les obsesiona. Terminan siendo victimas de su propia fantasía de lo ideal.

Son más sus frustraciones que sus satisfacciones. Los errores y los imprevistos son parte común de la vida. Si bien son aptos para conseguir bastantes logros, el tratar de meter TODO en su esquema rígido de expectativas y exigencias termina dejando gran parte de ellas sin cumplir y frustradas.

El precio es elevado. Al final conseguir exito social o económico, termina por valer poco cuando las relaciones personales, la estabilidad emocional, la salud física y en general la felicidad fueron el costo que se tuvo que pagar para «llegar a estar ahí».

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DEPRESIÓN EN MÉXICO

Por Marcela Vargas 22 de Enero 2019

Para el 2020, la depresión será la segunda causa de discapacidad en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. En México y otros países en vías de desarrollo podría convertirse en la número uno. ¿Cómo se ve el panorama actual en México, un país en el que más del 8% de su población padece depresión? El maestro en Economía Daniel Isita creó un mapa de la depresión en este país y lo compartió en redes sociales, dándonos un vistazo a la geografía de esta condición.

Daniel Isita, profesor de economía en el ITESO en Guadalajara, utilizó bases de datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para mapear tres variables comprendidas entre el 2014 y el 2017 en México: la tasa de depresión por cada 100 mil habitantes, la tasa de decesos por suicidio y la tasa de presencia de anorexia y bulimia nerviosa. La fuente de la base de datos publicada por el INEGI son los Anuarios de morbilidad 2014-2017 de la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.

De acuerdo con los mapas compartidos en redes sociales por Daniel Isita, los estados del norte y occidente del país (así como la Ciudad de México) son los que presentan la tasa más alta de depresión y ansiedad. “Me llamó mucho la atención que a la gente le sorprendió el caso de Chihuahua, Durango, Aguascalientes, sobre todo a los que son oriundos”, explica Isita en entrevista. “Nuevo León salió en la tendencia media, Jalisco también, pero se ve que el norte y occidente es más intenso el color”.

Cada mapa muestra un panorama distinto. Si bien los estados que registran más casos de depresión son Chihuahua, Durango, Aguascalientes y la Ciudad de México, no necesariamente coinciden con la tasa más alta de suicidios, que está en Chihuahua, Jalisco, Guanajuato y el Estado de México. Por otro lado, las tasas más altas de anorexia y bulimia están en Baja California, Sonora, Tamaulipas y Colima. Cabe mencionar que tanto la anorexia como la bulimia son trastornos de conducta ligados a un tema de género, pues se estima que el 90% de las personas que los padecen en México son mujeres.

Para Daniel Isita, podría haber una relación entre geografía y depresión en términos económicos, pues las tasas más altas se presentan en centros urbanos cuyo estilo de vida está vinculado a problemas de ansiedad y depresión. Sin embargo, agrega: “Los datos se quedan cortos y por eso tampoco me gusta mucho hablar de ellos. Lo interesante sería verlos a un nivel más desagregado, porque ese tipo de variables responden mucho a un contexto urbano. La hipótesis sería que mientras más urbano sea el municipio, más alto podría ser el índice. Aquí estamos hablando a nivel estatal, entonces no es muy justo ese índice”.

¿Subestimamos la tasa de depresión en México?

Los datos deben leerse con cautela, pues aunque la fuente de información es la misma Secretaría de Salud, la base no deja en claro cómo fue que se hicieron estas mediciones. “Es una tasa por cada 100 mil habitantes. Creo que el estado que más personas con depresión tenía era como 300 o 400 y estamos hablando de menos del 1% de la población. Creo que está sumamente subestimado, creo que la tasa de depresión debe ser mucho más alta, pero no tengo fundamentos para asegurarlo”, dice.

Otra de las razones por las que es difícil asegurar que estos datos sean determinantes en tanto al registro de la salud mental en México es porque el tema es todavía un tabú para muchas personas. “Es difícil que el usuario responda con la verdad a ejercicios como las encuestas del INEGI, en especial porque son temas delicados”, agrega el politólogo. “Normalmente cuando le preguntan a alguien si está deprimido, la gente suele responder que no aunque lo esté”.

Aunque no se trate de mapas definitivos de los trastornos de salud mental en México, estos ejercicios de estadística y visualización de datos ayudaron a abrir una conversación en línea sobre la depresión y sus efectos sobre las personas que la padecen. “Los datos ayudan y es mejor que nada”, dice Daniel. “Se me hace padre que se visibilicen este tipo de temas”.

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LA IMPORTANCIA DE LA SALUD MENTAL

Estracto de un reportaje «La importancia de la Salud Mental» publicado en la Gaceta UNAM en octubre de 2018.

A pesar del estigma que carga consigo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la importancia de la salud mental. “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.




De esta manera, se considera a la salud mental como parte fundamental de una persona, ya que puede afectar aspectos específicos de la vida escolar y laboral de los individuos, además de provocarles sentimientos de angustia.

salud mental

En ese contexto, el suicidio está catalogado como la segunda causa de muerte en el grupo de personas de 15 a 29 años de edad, de acuerdo al Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). En México, la tasa de casos de depresión entre los años 2014-2017 aumentó aproximadamente un 36 por ciento, con un total de 203 casos reportados el 2017 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Ante esto, la OMS creó el Plan de Acción sobre la Salud Mental 2013-2020 cuyo fin es “alcanzar la equidad a través de la cobertura sanitaria universal” con acciones claras, indicadores y metas para los estados miembros.

El mexicano no va al psicólogo

En nuestro país, la Secretaría de Salud cuenta con el Programa de Salud Específico en materia de Salud Mental 2013-2018 cuyo objetivo principal es el incremento de las unidades de psiquiatría en hospitales generales, así como las villas de transición hospitalaria, además de considerar la atención y la reparación de las implicaciones de la enfermedad mental. Sin embargo, el mexicano no asiste al psicólogo.

“Hay una parte de la sociedad que cree que van al psicólogo sólo los que están locos” declaró Francisco Martínez León, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM.

“Piensas en ir al psicólogo generalmente cuando las herramientas y habilidades que tienes ya no son suficientes. Cuando ya intentaste todo, cuando estás en crisis y se te ocurre, solamente se te ocurre, pero no asistes a un psicólogo”.

De acuerdo con Martínez León, hay un psicólogo por cada 300 mil habitantes. Además, el mexicano no asiste a servicios como terapias, debido a una cultura en la que ir al psicólogo no está bien visto, y se acude con un sacerdote para tratar problemas o temas que lo afectan anímicamente.

Rumbo a una “psicoeducación”

Es necesaria la existencia de programas y escuelas para padres con el fin de detectar comportamientos que no son saludables en sus hijos para recibir una atención psicológica adecuada.

Al respecto, Raúl Ramírez Pérez, experto en temas de suicidio y egresado de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, comentó que de acuerdo con su experiencia, en el intento de suicidio intervienen dos grandes factores: la salud mental y la familia. El segundo factor es vital, pues la familia debe ser consciente de la importancia de un tratamiento adecuado para el paciente.

Por tanto, la intervención de un profesional de la salud mental en la vida de una persona debe ser considerada como parte de su desarrollo integral. “Es para cuando necesitas una ayuda, cuando sientas que estás solo, cuando sientas que necesitas a alguien que te escuche, que te apoye, alguien que te haga ver la luz, pero eso no quiere decir que estés loco”, concluyó Martínez León.

Magali Espinosa, Jimena Zavaleta/Damián Mendoza/UNAM Global    Oct 10, 2018

GACETA UNAM

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Diferencia entre castigo y sanción Mitchell Land

Los castigos y las sanciones pueden lucir muy parecidos. Ambos surgen de malas acciones o fallas; sin embargo, los castigos regularmente son consecuencia de un mal comportamiento, mientras que las sanciones surgen por romper una regla o ley. Los padres frecuentemente luchan entre castigar a sus hijos o establecer sanciones firmes.

Consecuencias criminales

Los criminales deben soportar las consecuencias de los crímenes cometidos. Existe un rango de castigos y sanciones para el reino de los actos criminales. Por ejemplo, en muchos estados, los más horribles crímenes dan como resultado la pena de muerte. Pasar tiempo en la cárcel es un castigo común para los criminales. Las sanciones generalmente se refieren a las consecuencias por crímenes específicos, mientras que el castigo es considerado como el grupo de consecuencias experimentadas por un criminal convicto.

Disciplina con los hijos

La disciplina para los hijos varía, dependiendo de la edad y desarrollo del niño. La disciplina verbal no funciona para los niños pequeños que no pueden comprender completamente el lenguaje, pero el tono logra mucho al enseñar a los niños lo correcto y lo incorrecto. Los niños aprenden rápidamente la idea del castigo, así que la causa y el efecto es una herramienta sólida en la disciplina infantil. Las sanciones se pueden establecer para que un niño sepa exactamente cuál será la consecuencia por una mala acción específica.

Deportes

Las sanciones son más prevalentes en los deportes que los castigos generales. Los deportes regularmente tienen reglas específicas y romper una regla regularmente tiene una sanción exacta. En el hockey sobre hielo, por ejemplo, una sanción menor conduce a que cualquier jugador, excepto el portero, sea «sacado de hielo durante dos minutos, tiempo durante el cual no se permite ningún sustituto», dice la New Jersey Youth Hockey League. Los castigos en los deportes regularmente surgen por una mala conducta del atleta y una consecuencia manejada por el entrenador, el dueño del equipo o una conferencia de la liga.

castigos y sanciones

Castigo: antes y ahora

Hammurabi, un antiguo rey babilonio, creía en la compensación: «ojo por ojo, diente por diente». Las prácticas de castigo han evolucionado desde su época en 1792 a. c. a 1750 a. c., y la era del Código de Hammurabi, uno de los primeros códigos de leyes registrado. En la actualidad, los ideales sociales generales evitan que los castigos sean demasiado crueles e inusuales. Justificar un acto de castigo requiere referirse a las leyes, reglas y regulaciones establecidas.

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¿Por qué nos deprimimos?

Saber qué pasa cuando nos deprimimos, puede ser fundamental para reconocer si necesitamos ayuda.

Excelente video de este canal, el cual por cierto tiene gran cantidad de información muy bien definida, sobre diversos temas.

deprimimos

CURIOSAMENTE

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El apego, un vínculo que puede generar sufrimiento

Cuando es nocivo trae consigo temor, dolor, angustia y soledad. Hay personas que viven apegadas a todo: a los hijos, al novio, al esposo, al trabajo, a los amigos…

A diario desarrollamos apegos casi de manera inconsciente. Tan interesados estamos en lo que nos rodea que cuando se trata de romper estos vínculos, en muchos casos enfermizos, se generan crisis emocionales.

Walter Riso, psicólogo y escritor italo-argentino, publicó un libro sobre este tema y lo tituló Desapegarse sin anestesia, en él invita a sus lectores a romper con estos sentimientos que nos atrapan. Está convencido de que el apego es una vinculación obsesiva y una adicción socialmente aceptada. Incluso hay quienes la consideran una enfermedad que puede conducir a la obsesión.

apego

Carmen Recalde, psicóloga, dice que una de las formas de combatir los apegos se resume en una frase: “no hagas que tu vida y tu felicidad dependan de nada” y podriamos agregar, ni de nadie. Pero, ¿cómo actuar cuando una persona muere? Se sabe que desapegarse de un ser querido o amigo fallecido no es nada sencillo, pero existe el período del duelo que ayuda a superar la pérdida. El problema surge cuando una persona se enamora de otra y no es correspondida; aunque no exista un amor mutuo, en ocasiones, el que sufre por el desamor guarda esperanzas y eso solo lo enferma.

Hay una teoría sobre el apego, según la cual la generación del vínculo no es un proceso arbitrario, sino más bien bastante selectivo. En el campo de la psicología, hay una corriente que propugna un amor sin apegos; planteando más bien el amor consciente. Este último, por ejemplo, favorece el crecimiento personal, respeta y sabe alimentar cada día un amor sencillo, capaz de nutrirse de las cosas más simples.

El apego es un término definido por el psicoanalista y psiquiatra John Bowlby, quien analizó con detalle las carencias de los niños huérfanos de la II Guerra Mundial. Se considera que Bowlby se percató de que los seres humanos necesitamos a unas figuras que nos cuiden, fundamentalmente, para ganar seguridad. Cuando somos muy pequeños es necesario la seguridad física, algo que nos viene de la evolución de las especies.

De acuerdo con el psicólogo Diego Figueroa, en las relaciones de pareja, entre padres e hijos e incluso entre amigos, hay apegos sanos e insanos. El primero, como es previsible, promueve la autonomía personal; el segundo lo coarta; lo impide. Por otro lado, el apego emocional trae consigo inevitablemente temor, dolor, angustia y soledad.

Así, por ejemplo, quienes edifican su relación de pareja basados en un tipo de apego seguro son los que más estabilidad pueden alcanzar y uno de los secretos está basado en la confianza mutua que no tiene temor al compromiso y que, además, cuenta con un proyecto futuro con la persona que ama. Tampoco manifiesta celos y no tiene la necesidad de controlar a la pareja, porque confía en ella.

Según la psicóloga Carolina Espinosa, del Centro Psicoterapéutico Ansuz, es importante que existan vínculos, por ejemplo, en las relaciones entre madre e hijo; entre esposo y esposa, etc., pero cuando esta forma de relacionarse es obsesiva hay que preocuparse. “Me parece que en este sentido no es un tema de apego, sino dependencia; de una dificultad para poderse sentirse seguro y completo por sí mismo”.

Según la especialista, hay personas que sienten seguras solo cuando cuentan con el apoyo económico y afectivo del ser amado. El problema surge cuando esa persona ya no está presente por cualquier motivo. Si esto ocurre, el otro puede sentir que no puede valerse por sí mismo. “Es muy fácil dejar que el otro resuelva las cosas, que él otro sostenga el hogar”.

El apego en la vida.

Para el escritor Walter Risso, si las personas consideran que algo o alguien en su vida es indispensable para su felicidad, tienen un grave problema porque “estarán a la sombra de su amo”. Para este investigador, el apego es ante todo un vínculo obsesivo con un objeto, idea o persona que se fundamenta en 4 creencias falsas: que es permanente, que te va a hacer feliz, que te va a dar seguridad total y que dará sentido a tu vida.

Cuando existe este tipo de vínculo, las personas no están preparadas para la pérdida y no aceptan el desprendimiento. Criados con apego la manera en que las personas crean lazos, también repercutirán en la personalidad del niño o la niña. De igual manera, se reflejará en su comportamiento, en su autoestima y, al mismo tiempo, en su desarrollo personal. Hay una teoría sobre el apego según la cual la generación del vínculo, no es un proceso arbitrario, sino más bien, selectivo que se inicia durante la infancia y se mantiene en el transcurso de la vida.

Se ha constatado, por ejemplo, que cuando el bebé nace, este ya se encuentra dotado de un sistema que le motiva a la búsqueda del contacto con los demás y al establecimiento de vínculos sólidos con personas que lo rodean. Para Recalde, el apego puede considerarse una adicción e indica que en este tipo de relaciones se impone la creencia irracional de que ese vínculo proveerá de manera única y permanente de placer, seguridad o autorrealización.

Se trata, principalmente, de vínculos de apego patológicos y son los que dan en aquellas relaciones desiguales donde uno ejerce el poder y el otro se supedita, implorando la atención de aquel que, a su vez, no le pone atención pero encontrando en ese mismo desprecio el valor del otro. Marina Castro, psicóloga, advierte que hay personas que entienden una relación como una fuente de autoalimentación con la que llenan vacíos y aplacan soledades.

Según señala, esta no es una relación saludable, porque, en general, toda relación puede ser comparada con un baile armónico, donde dar y ofrecer; donde hablar y escuchar; reír y hacer reír, anteponer necesidades y cuidar y ser cuidado. Por otro lado, las personas inmaduras son aquellas que anteponen sus propias necesidades frente a los de la pareja, las que solo ven su propio universo.

El amor neurótico puede provocar un apego excesivo Para Castro, el amor obsesivo, es un apego enfermizo al ser amado. En muchos casos, las personas llegan a creer que el otro representa su vida entera, que sin él o ella no pueden vivir. Incluso aseguran que lo aman más que su propia vida. John Morre, en su libro Confusing love with obsesion, describe las fases de este tipo de amor en cuatro fases.

Amor neurótico. Sus fases.

La primera se denomina fase de atracción que se produce tras una intensa y repentina atracción por la otra persona y un deseo de establecer una relación de inmediato. En muchos casos, no se tiene en cuenta su personalidad o posible compatibilidad. En muchos casos, confunden con facilidad la atracción física inicial con el amor y piensan que sus intensos sentimientos indican que están ante el amor de su vida, a pesar que aún no conocen a esa persona.

También se contempla una etapa ansiosa, es decir, una relación que se caracteriza por gran ansiedad, miedo al abandono, celos y pensamientos de infidelidad. Cuando esto ocurre, como señala un artículo publicado en la revista Psicología y Competencias, existe un deseo intenso de estar en contacto permanente con esa persona, ya sea, personalmente o mediante llamadas o mensajes.

Por ejemplo, existe el miedo a la pérdida y la desconfianza: ambos generan sentimientos de tristeza, depresión o ira. Es por esta razón que las emociones son variables y extremas. ¿Cómo fomentar el desapego? Hay especialistas que aseguran que en toda relación sana hay que fomentar el desapego, lo que no significa que se promueva el desamor. Lo que se busca ante todo es promover la independencia, la no posesividad y la no adicción. De hecho, la persona no apegada o emancipada es capaz de controlar sus constantes miedos a la posibilidad del abandono.

Además, no considera que se deba destruir la propia identidad en nombre del amor, pero tampoco promocionar el egoísmo y la deshonestidad. Desde el punto de vista biológico, el apego es un mecanismo de supervivencia de la especie. Hay científicos que explican que es como nuestro sistema inmunológico psicológico. De acuerdo a la teoría del apego, los bebés establecen un fuerte vínculo emocional con sus padres, un vínculo precursor de la seguridad y de la empatía en las relaciones personales en la edad adulta. Un inadecuado establecimiento de un vínculo seguro en la infancia puede conllevar a dificultades psicológicas.

La crianza con apego, propuesta originalmente por John Bowlby, afirma que el niño tiene una tendencia a buscar la cercanía a otra persona y se siente seguro cuando esa persona está presente y es sensible a cubrir sus necesidades tanto físicas como emocionales. Bowlby había propuesto en 1951 la hipótesis de que la privación materna no solo causaba depresión en la niñez, sino también hostilidad e incapacidad para establecer relaciones saludables en la vida adulta. Dentro de esta teoría los niños están “diseñados” a estar apegados a sus padres, no solo para satisfacer sus necesidades sino porque son seres profundamente sociales.

Es en ese momento en el que los seres humanos no nos vemos capaces de hacer nada sin ir de la mano de esa persona. La verdadera libertad llega cuando empiezas a comprender quién eres y de lo que eres capaz. No poseer y que no te posean es la mejor experiencia de libertad. La autoconfianza y la autoestima cuidadas son las mejores herramientas para decir adiós a los apegos insanos e innecesarios que merman nuestra vitalidad.

Esta noticia ha sido publicada originalmente por Diario EL TELÉGRAFO bajo la siguiente dirección: https://www.eltelegrafo.com.ec/noticias/sociedad/6/el-apego-un-vinculo-insano-que-genera-sufrimiento

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